Papeles de historia 6

 

Desde la Colegiata de santa María de Xàtiva

Aproximación a una historia

 

ARTURO CLIMENT BONAFÉ
A
BAD DE XÀTIVA

ÍNDICE

 

6. L’ARDIACA DE XÀTIVA

 

 

Antes de comenzar a contar los preparativos para construir una nueva Colegiata, permítanme que me detenga en otra importante institución que existía en la Iglesia de Xátiva y de la cual tan sólo nos queda el Palau que lleva su nombre: L’Ardiaca.

            Se ha dejado escrito que los escudos que campean en la fachada que antecede al lugar donde se levanta majestuosamente el Palau proceden de un antiguo palacio que tenían los Borja junto a la Colegiata y en el año 1683, al derribarlo para poder continuar las obras de la nueva Colegiata, se trasladaron al Palau del Ardiaca y éste asumió la función del Palacio del Obispo. La puerta data de los años 1456-1458.

El Palau de los Borja, cuya reconstrucción data del siglo XV. Fue mansión de los alfaquíes musulmanes y luego del Arcediano de Santa María.

            ¿Qué era el Ardiaca (Arcediano) de Xàtiva? Era la persona encargada de dirigir a los diáconos, el primer diácono entre los diáconos, el primero entre los servidores. En la época evangélica eran quienes servían la mesa. En el libro de los Hechos de los Apóstoles leemos como los Apóstoles con el fin de dedicarse más a la oración y a la predicación de la Palabra de Dios eligen a siete hombres llenos de virtud y de Espíritu Santo y los constituyen Diáconos, de entre ellos sobresalen: Esteban, el primer mártir y Felipe. Los diáconos se encargarían de la administración de la Caridad, la atención a las viudas y a los huérfanos y también de los bienes temporales.

            En el siglo II el Obispo escogerá a uno de entre los diáconos como ayudante para la administración de los bienes eclesiásticos y la atención a los necesitados. En el siglo IV este oficio se extendió a toda la Iglesia. San Isidoro de Sevilla nos refiere que este diácono ayudaba al Obispo en el gobierno de la diócesis, la formación de los clérigos, la vigilancia de la disciplina eclesiástica y la administración de los bienes de la Iglesia. En el siglo XIII ya eran todos sacerdotes y la Curia se reservaba determinados trabajos episcopales. Luego diversos concilios les recortaron el poder que habían adquirido.

            En el Reino de Valencia, hacia el año 1248, el obispo Arnau de Peralta constituye un Ardiaca mayor para Xàtiva, que vincula a la iglesia Mayor de Santa María de la ciudad. Luego en 1269 lo constituye en Alzira. El Ardiaca de Xàtiva y el de Alzira eran a la vez canónigos de la catedral de Valencia.

Estado en que se encuentra la sala del Palau del Ardiaca.

            El Ardiaca tenía cierta autoridad que iba creciendo cada vez más hasta que, incluso, gozaba del derecho de presentar vicarios para la zona; eso ponía en entredicho la autoridad del Obispo. En el año 1275 habían dos sacerdotes en la parroquia de Santa María que habían sido presentados por el Ardiaca y se encargaron del culto junto con otros clérigos menores. El Ardiaca era también Vicario Perpetuo.

            Conocemos el nombre de algún Ardiaca de Xàtiva, en el momento en que se construye el Palau tenemos a Guillem de Romaní (+1260), Pere Miquel (+1286), Arnau Reixach (+1306), Pontiliá Garriga (+1310), Ramón Montroig (1312-15), Pere Costa (1320), Pere Esplugues (1325), Jaume Roca (1346), Joan d’Almar (1355), Andreu Despuig (1361), Romeu Soler (1392).

            De todos estos el más conocido es Pere Esplugues, fundador de Pobla de l’Ardiaca, hoy Pobla Llarga.

            En el año 1346 se nombra un Vicario Juez eclesiástico, lugarteniente del Obispo. Éste controlará el poder del Ardiaca. Gozaba de funciones episcopales parecidas a las de los Vicarios Episcopales en la actualidad. Eran cabezas de tribunales eclesiásticos y, por lo tanto, doctores en Derecho Canónico.

            La erección en Colegiata en el año 1413 de la iglesia de Santa María de Xàtiva con un Deán y quince canónigos marca el momento definitivo que señalará la desaparición de la dignidad del Ardiaca en la ciudad. Es curioso leer que cuando los Jurados piden al Papa la dignidad de Colegiata, señalan que el Vicario Perpetuo –Ardiaca– no reside en Xàtiva.

            Ya en el siglo XV y XVI, después del Concilio de Trento, se redujeron las facultades de los Ardiáconos que pasaron a ser una dignidad más en los Capítulos de las catedrales.

            De nuestros Papas Borja podemos decir que Alfonso, el futuro Papa Calixto III, fue Ardiaca de la ciudad y su comarca.

Fachada principal ya restaurada

            Don Vicente Pons afirma que si este emblemático edificio se ha conservado, sin lugar a duda, ha sido por la vinculación con esta distinguida familia. Yo, incluso, oí decir en televisión a un cargo de la Generalitat al comienzo del año 2000 refiriéndose al Palau del Ardiaca como “la casa de los Borja.”

Las fotografías que ofrecemos en estas páginas muestran el proceso de restauración que se ha realizado. Tan sólo se ha llevado a cabo la primera fase, pero ha sido muy importante pues se ha consolidado el edificio. Esperamos ver pronto realizadas las dos fases que faltan.

            Son muy pocos los que en Xàtiva conocen este edificio tan importante para la historia eclesiástica de la ciudad, su arquitectura gótica, elegante, fina y robusta.

            La Colegiata, y yo personalmente, se siente muy orgullosa y contenta de tener este Palau y deseamos pronto poder trasladar dentro de sus muros el gran tesoro del Archivo histórico de la Colegiata de Santa María y el Centro de Estudios Borgianos recién fundado.

          

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