Papeles de historia 8

 

Desde la Colegiata de santa María de Xàtiva

Aproximación a una historia

 

ARTURO CLIMENT BONAFÉ
A
BAD DE XÀTIVA

ÍNDICE

 

8. LA PRIMERA PIEDRA

 

 

La Primera Piedra de la nueva Colegiata fue bendecida por el santo Patriarca y arzobispo de Valencia Juan de Ribera. Y fue en la fiesta del Patrono de la Diócesis valentina san Vicente mártir, un día singular para la Iglesia de Valencia.

Los Jurados de Xàtiva lo tenían todo a punto para la obra colosal que suponía levantar la nueva Colegiata y además con dimensiones catedralicias, pues no habían olvidado la reivindicación de la catedralidad para la ciudad de Xàtiva y su comarca.

Aquel acontecimiento era el fruto maduro de una preocupación pastoral que durante años se había ido desarrollando en toda la extensa diócesis de Valencia. El gran problema de evangelización de los nuevos cristianos –moriscos– llenó el pontificado del patriarca Juan de Ribera. Era indiscutible la preocupación por los cristianos viejos, eso era algo fundamental pero para los nuevos cristianos dedicó su mayor esfuerzo personal e incluso económico.

San Juan de Ribera

 

San Juan de Ribera visitó toda la diócesis más de diez veces. Dedicó mucho tiempo para conocer a la perfección cada pueblo, cada ciudad, sus sacerdotes, los problemas, las necesidades de cada parroquia. Su enorme preocupación por las homilías que se predicaban, la catequesis que se impartía. San Juan de Ribera fue un Buen Pastor de Valencia durante los cuarenta y dos años que duró su pontificado.

Se relacionó con los santos de su tiempo: san Juan de Ávila, san Luis Bertrán, san Francisco de Borja, san Carlos Borromeo, san Pedro de Alcántara, san Pascual Bailón, santa Teresa de Jesús, san Roberto Belarmino, beato Nicolás Factor, beato Andrés Hibernón y beato Gaspar Bono.

Dentro de esa preocupación pastoral estuvo la dignificación de los templos y de las capillas dedicadas a la adoración del Santísimo Sacramento de su diócesis: Xàtiva fue primordial para el santo Arzobispo.

Visitó Xàtiva muchas veces como queda descrito en el Archivo colegial, firmando incluso Actas del Cabildo y de Visitas Pastorales: como oro en paño guardamos una colección de cartas escritas por el santo arzobispo dirigidas al Cabildo.

El 22 de enero de 1598 vuelve a Xàtiva con una misión extraordinaria y muy acariciado por él: bendecir y colocar la Primera Piedra del Templo colegial de santa María.

El santo Arzobispo fue recibido por el Deán de la Colegiata y su cabildo, los Jurados de la ciudad y todo el pueblo de Xàtiva. Ante el viejo templo se le dio a besar el Lignum Crucis y tomó el agua bendita. Revestido con los ornamentos pontificios san Juan de Ribera procedió a bendecir la Piedra elegida para ser la primera de la nueva Colegiata; seguidamente inició la celebración de la Misa que fue cantada y muy solemne.

Puerta de San Vicente. Año 1600

 

Aquel día Xàtiva vivió una página de su historia muy hermosa. A partir de ese momento se iniciaría una colosal obra que duraría unos trescientos cincuenta años.

No tenemos los planos iniciales del templo y se habla de varios arquitectos como iremos viendo a partir de ahora.

Uno de los Canónigos se interesó por la “Porta del Mercat” (Serliana) que la estaba haciendo Pedro Ladrón de Arce, arquitecto que trabajaba para el Arzobispado de Cartagena. En un documento de 1925 (Espinrael) se habla de que estuvo trabajando en Totana. El mismo Espinrael, nos dice que Joan de Pavía, que es el tracista de la Colegiata según Tormo, fue llamado a Concentaina para hacer un informe en 1598 demostrando tener un estilo mucho más arcaico, no respondiendo a un tipo con cultura más internacional, como se requiere para el autor de la Colegiata. Por lo que se llega a la conclusión que Joan de Pavía sí es el Conservador de las Murallas y de la Tenería (antes baños) en el Barrio Morisco pero el Arquitecto Tracista de la Seu y Director de las fábricas entre 1592 y 1602 es Pedro Ladrón de Arce.

Posteriormente, entre los años 1600-1610 le sigue Figuerola, hasta la expulsión de los Moriscos (1610) en que se detienen las obras. Esto se constata cuando en 1619, Figuerola presenta un currículum para hacer la Catedral de Almansa reflejando que ha hecho la Iglesia Mayor de Xàtiva y no nombrando la Escalera “gótica” del Patriarca que es muy arcaizante al no ser renacentista sino todavía gótica.

El siglo XVII se abre con un acontecimiento social que tuvo grandes repercusiones económicas, la expulsión de los moriscos. Supuso una verdadera catástrofe en la esfera de la producción local. Esto junto a pestes, hambres, guerras y otras calamidades hacen que la obra continúe lentamente y con paralizaciones (1616). En 1620 se suspende la obra porque para continuarla era preciso comprar y derribar dos casas.

Pese a la paralización de la obra, la ciudad no dejó de cobrar los impuestos, los cuales destinaba para otros usos hasta que en 1642 se ordenó su anulación y restitución de las sumas recaudadas para la obra nueva.

En 1645, se pidió al arzobispo que permitiese de nuevo la recaudación del impuesto de fábrica para destinarlo a localías y ornamentos, ya que no podía costearse la obra por falta de medios materiales. El arzobispo visitante, D. Pedro Urbina, en 1654 extendió el tributo no sólo a los legados de bien de alma sino a todo legado pío, nombrándose colector a un eclesiástico hasta el año 1707.

En 1682 se renueva la devoción del vecindario para proseguir las obras, se derriban las casas y el 16 de febrero de 1683 se abren nuevos cimientos y ya no se interrumpe la obra hasta 1705 motivada por los trastornos de la iniciada Guerra de Sucesión. 

En 1693 se nombra una junta de administración para acelerar las obras, en ella se acordó hacer dos molinos de una sola muela cada uno, para que el arriendo de ellos se aplicase a la obra nueva.

Pináculo de la Iglesia Colegial

 

Con el desastre de 1707 se cerró lo que podríamos llamar el siglo negro de la economía de Xátiva, que se había iniciado con la expulsión de los moriscos a principios del siglo XVI. Se paralizó la obra, en la cual, desde 1683 la ciudad destinaba 1000 pesos anualmente de sus propios arbitrios, y 200, el cabildo de la Seu.

La Seu había perdido casas, tierras y tributos hasta que el Rey mandó por decreto la restitución a la Seu de las casas y tierras que poseía al tiempo del exterminio, más censos y tributos. En el archivo de la Colegiata se conservan libros de cuentas y expedientes, de recaudaciones, de limosnas en metálico y en especias; molinos de la Virgen; oficios de corredores; impuestos varios; donativos de los canónigos; puestos de la plaza; corridas de toros; administraciones hereditarias concedidas por Clemente XII, Benedicto XIV y otros Papas, etc.

Al iniciarse la Guerra de Sucesión, estaban terminadas la girola, presbiterio, crucero y cúpula, como se ve claramente en el plano de Montaigur, de 1721. Durante el incendio de la ciudad la obra no sufrió ningún daño, pero la ruina de Xátiva y la expulsión de sus habitantes interrumpió el mecanismo económico impulsor de la obra. El 30 de abril de 1728 se realiza una inspección decretando que se había iniciado ruina en la obra por falta de trabazón entre las capillas viejas y nuevas.

 

 
ÍNDICE

Subir