Papeles de historia 14

 

Desde la Colegiata de santa María de Xàtiva

Aproximación a una historia

 

ARTURO CLIMENT BONAFÉ
A
BAD DE XÀTIVA

ÍNDICE

 

14. LOS DOS PÚLPITOS

 

Llaman mucho la atención los dos púlpitos que están colocados a ambos lados del presbiterio de la Colegiata. A ellos deseo dedicar este capítulo.

El púlpito es una especie de tribuna desde donde el predicador predicaba el sermón y se leían o cantaban las lecturas de la Sagrada Escritura en las celebraciones litúrgicas. En la actualidad apenas se usan.

La Seu tiene dos, uno en la parte de la Epístola y otro en la parte del Evangelio. La lectura que se proclamaba en cada uno de ellos le daba ese nombre.

Cuando se derrumbó la cúpula en 1885, como vimos en el apartado anterior, destruyó el púlpito colocado a la derecha, mirando el altar mayor. En las crónicas de entonces se dice que este púlpito era de la iglesia primitiva, o sea, del templo anterior a 1598 y que venía del año 1244, cuando el rey don Jaime mandó consagrar el Templo; si es así, desde ese púlpito predicó san Vicente Ferrer cuando vino a Xàtiva en la Cuaresma de 1410. La catedral de Valencia conserva el púlpito utilizado por el Santo como una preciosa reliquia. En la fotografía publicada en el número anterior se puede ver el lugar que ocupaba el púlpito destruido.

Púlpito del Abad Plá

 

El Abad don José Plá construyó el púlpito actual, precioso, elegante y muy hermoso; lo encomienda a Luis Ferrero y en 1886 ya está colocado; es todo él de mármol y con unos bajorrelieves en mármol blanco de Carrara (luego los comentaré) que son una perfecta maravilla.

Desde ese púlpito han predicado grandes y preclaros oradores y sobre todo el beato Francisco de Paula y el beato Gonzalo Viñes. Por eso mismo, es ya para nosotros una venerable reliquia.

Después de la quema y destrucción de muchos elementos artísticos de la Colegiata en la Persecución religiosa de 1936, el Abad don Juan Vayá, en 1953 restauró el antiguo púlpito que había sido dañado el 27 de julio de 1936, colocando la figura de la fe y algunos ángeles. Más tarde, en el año 1963, el mismo Abad, cree oportuno construir un nuevo púlpito y colocarlo en la parte izquierda del presbiterio; de esa forma la simetría es perfecta. Quiere que sea similar al original en el mármol y en los elementos artísticos. Los bajorrelieves, aunque también de mármol blanco de Carrara, no son de la misma calidad que los del púlpito original, como veremos después. Este púlpito lo sufraga don Joaquín Climent y su esposa. De esa manera tenemos ya el presbiterio restaurado y elegantemente terminado.

Ángel tocando la trompeta. 
Restauración del Abad Vayá.

 

Como ya vengo diciendo, el arte era también catequesis. Desde la contemplación de los púlpitos se impartía la enseñanza cristiana. Pues, eso mismo quiero hacer yo en la explicación de cada uno de los púlpitos.

Comencemos por el púlpito más antiguo. Se sostiene por una pilastra de mármol. Encima, el altavoz de madera y adornado por la figura de la fe. Normalmente la fe viene representada por una figura de mujer con los ojos vendados; ésta sostiene en la mano una Cruz, el signo cristiano por antonomasia. ¿Por qué lleva los ojos vendados? Lo expresa la misma definición de la fe: Fe es creer en lo que no se ve. La fe es una virtud sobrenatural por la que creemos lo que Dios ha revelado y la Iglesia nos enseña. Junto a esta figura, un ángel tocando la trompeta. Simboliza el altavoz de la predicación. A toda la tierra alcanza su pregón, dice la Escritura; desde aquí se proclama la Palabra de Dios que quiere llegar a todos los hombres. A una parte y otra de este ángel, están colocados dos más pequeños que sostienen cada uno una tabla de los Diez mandamientos. Uno, la tabla de los tres primeros que se refieren a Dios y el otro, los siete restantes. El simbolismo es precioso: la doctrina que se predica parte de la Ley de Dios manifestada en el Decálogo.

Contemplemos los tres bajorrelieves. En el centro está esculpido Jesucristo, el Señor, predicando. Jesús es el más grande de los evangelizadores. Dice: he venido a predicar el reino de Dios. El Sermón de la Montaña es la Carta Magna del Cristianismo, toda la doctrina de Cristo se resume en este Sermón y todo él se resume en las Bienaventuranzas. Sigue Pentecostés. Cincuenta días después de Pascua desciende el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, reunidos con María, la Madre de Jesús. Aquel gran acontecimiento supuso el punto de arranque de la Iglesia. Los Apóstoles, llenos del Espíritu e inflamados de su fuego divino, se lanzan a predicar la Buena Noticia de Jesús por todo el mundo. Y finalmente, la Asunción de la Virgen a los cielos. No se olvidaron de que la Colegiata está dedicada a la Asunción. Este hecho nos cuenta al mayor acontecimiento mariano, la Virgen es asunta al cielo en cuerpo y alma para ser coronada por la Trinidad Santa. San Juan, en el Apocalipsis, nos cuenta su visión: vi a una mujer que subía a los cielos, coronada por doce estrellas, la luna a sus pies y el sol en su cabecera. Los tres bajorrelieves son perfectos, dotados de una gran belleza, muy bien hechos y de enorme expresividad. Da pena el desconocimiento que muchos de nosotros tenemos de estas obras de arte tan hermosas y tan cerca de nosotros; eso no le resta calidad. Ojalá a partir de la lectura de esta hoja, sean muchos los que se acerquen a contemplar y valorar todo esto.

Bajorrelieves antiguos en mármol de Carrara. 
Cristo predicando.

 

Pasemos ahora al púlpito de la izquierda, mirando el altar. Se quiso hacer parecido al anterior. En la parte superior los mismos adornos. La figura femenina representa la virtud de la Esperanza. Es una virtud teologal por la cual se espera alcanzar, mediante los méritos del Redentor y la propia cooperación, todo aquello que Dios ha prometido y todos los bienes que puede otorgar. Se le representa mediante el ancla. La esperanza es inconmovible, como el ancla.

Los tres bajorrelieves son de menor calidad que los anteriores, pero merecen tenerlos en cuenta y contemplarlos con cariño y gratitud. En el centro, la Mare de Déu de la Seu es la Patrona de la ciudad y ella preside el retablo del altar mayor. Virgen santa de la Seo, dulce imán del corazón. En un lugar tan digno para la proclamación de la Palabra de Dios no podía faltar la alusión a la Patrona de Xàtiva. A ambos lados sant Feliu y san Jacinto Castañeda. Ambos santos, uno el Patrono de la ciudad y el otro setabense y bautizado en la Pila de la Colegiata. Los dos fueron eminentes predicadores, gastaron sus vidas anunciando a Jesucristo único Salvador ayer, hoy y siempre. Sant Feliu del norte de África a Girona donde desempeña su apostolado y sufre su triple martirio. San Jacinto de Xàtiva a Tunkin, pasando por Filipinas, China y VietNam, donde sufrió el martirio por predicar a Jesucristo.

Esto es lo que tenemos representado en los dos púlpitos y lo que podemos aprender al contemplarlos con ojos artísticos y con sentimiento religioso, recogiendo el mensaje que sus autores y promotores quisieron imprimir en su piedra hecha arte.

 

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