Papeles de historia 38

 

Desde la Colegiata de santa María de Xàtiva

Aproximación a una historia

 

ARTURO CLIMENT BONAFÉ
A
BAD DE XÀTIVA

ÍNDICE

 

38. EL MARTIRIO DEL ARTE Y DE LA CULTURA:
SU RECONSTRUCCIÓN Y RESTAURACIÓN

 

Ya hemos visto el martirio atroz que sufrieron los sacerdotes de la Colegiata por el hecho de ser sacerdotes, servir a Dios y a la Iglesia y pasar por Xàtiva haciendo el bien. Su muerte fue gloria a Dios y a la Iglesia Católica.

Todos ellos fueron capaces de derramar su sangre preciosa por la fe que predicaban y profesaban. La Iglesia ha reconocido la autenticidad de su martirio y algunos de ellos están en los altares, otros lo estarán en su momento. Para nosotros son ejemplo de coherencia, valentía y firmeza en la vida cristiana y en el ministerio sacerdotal.

Pero es que además, la Iglesia Colegial sufrió también el martirio del arte, de su cultura e historia. El odio a la fe se cebó también en la destrucción, saqueo y robo de todo lo que tenía la Colegiata.

Mucho de su tesoro, regalos de los Papas Borja, de familias y personas piadosas, fue robado, Dios sabrá donde está ahora y quien lo estará disfrutando.

El arte en ornamentos litúrgicos, sedería, retablos, lienzos y tablas fue, casi en su totalidad, quemado dentro mismo de la Colegiata.

Muy poco se salvó de la masacre sacrílega.

Prácticamente lo que hoy se expone en el Museo Colegial es lo que se pudo salvar.
 


Resucitado s. XV. Desaparecido.


Estudiando los distintos inventarios del siglo XIX y XX nos percatamos de la riqueza artística que tenía la Colegiata y de la atrocidad cultural que supuso la Persecución Religiosa de 1936, quemando o saqueando el arte religioso de los templos e iglesias de España. Hasta ahí llegó el odio y la falta de cultura de los que llevaban a cabo esta matanza criminal de personas y de arte.

Al terminar la Persecución Religiosa que sufrió la Iglesia se comenzó a valorar los daños ocasionados en las iglesias y parroquias.

En Xàtiva el domingo 1 de abril de 1939 se celebró una Misa solemne en la Alameda, después de tres años sin poder celebrar ningún acto de culto público. Fue una Misa especial. No cabían en toda la Alameda. Los fieles lloraban de emoción y de alegría. Daban gracias a Dios por el final de la Guerra pero también ofrecían a Dios el sacrificio que supuso perder a seres queridos.

Todos tenían en la mente y en el corazón al Abad don Francisco de Paula y a los demás sacerdotes asesinados brutalmente durante la Guerra. Fue una Misa muy emotiva.

Ese mismo domingo 1 de abril se reunió el Cabildo Colegial, los que quedaban del Cabildo de 1936, y se encontraban en Xàtiva en aquellos momentos, para ver en qué situación se encontraba el Templo Colegial y por dónde comenzar la nueva misión.

En el Archivo tenemos documentación muy interesante que refleja aquellos momentos y el ánimo de los sacerdotes de la Colegiata.

Dan un repaso de lo que pudo salvarse en cuanto a retablos y obras de arte, el Archivo y otros documentos.

Un Acta del Cabildo reconstruye la historia de la tragedia sufrida en la Colegiata, primero en sus sacerdotes, comenzando por el Sr. Abad y luego con las obras de arte comenzando lógicamente por la imagen de la Mare de Déu de la Seu, la imagen gótica, la que hizo el milagro en el año 1600, de la que ya dimos cuenta en páginas anteriores.

Se decide celebrar los cultos de la Semana Santa con lo mínimo en ornamentos e imágenes que había guardado por las casas.

Cuentan que fue una Semana Santa muy vivida por la emoción y el fervor que los católicos de Xàtiva mostraron. El Cristo de la Palma se pudo salvar gracias al Clavario que lo escondió en la carbonera de su casa. Se trajo a la Colegiata y con él se hizo procesión claustral. Todos le besaron el Viernes Santo con gran devoción y fervor.

El 1 de mayo deciden nombrar comisiones para comenzar la restauración de la Iglesia Colegial, aunque esperaban el nombramiento del nuevo Abad Párroco. La noticia del nombramiento llegó a la Colegiata a finales de mayo de 1939 que recayó en el sacerdote don Juan Vayá Bonet, natural de Ollería. En el acta del 10 de junio ya se refleja la alegría por este nombramiento y la oración que se ofrece por el nuevo Abad de Xàtiva.

A don Juan Vayá se le presentaba una difícil misión.

La Iglesia está herida y sangrante y el Templo destrozado.
 


San Pedro, plata s. XVII. Desaparecido.


¡Misión que el nuevo Abad cargará sobre sus hombros y en su corazón! El 1 de agosto se reúne el Cabildo bajo la presidencia del nuevo Abad y se decide celebrar solemnemente la fiesta de la Mare de Déu de la Seu y bendecir la nueva imagen procesional de la Virgen, copia de la quemada, regalo del Cardenal Cebrián. Para luego pensar en otra imagen que presidía el Altar Mayor. Obra que se encargará a don Mariano Benlliure. El Cabildo inició la suscripción popular con 500 pesetas para costear la nueva imagen de la Mare de Déu, que en 1943 estaría terminada y dispuesta para su bendición solemne. En el acta del 3 de julio de ese año ya se mencionan los inicios de los preparativos para la gran fiesta del 5 de agosto de 1943.

DON JUAN VAYÁ BONET
Don Juan nace en L’Olleria el 17 de abril de 1894, ingresa en el Seminario Conciliar en 1909 y es ordenado sacerdote en el año 1917.

Comenzó su actividad pastoral como Vicario en su pueblo natal, y luego en Nucia y Jalón. Más tarde pasó a Rafelguaraf, después de unos años es nombrado cura ecónomo de Massamagrell.

Y al terminar la Persecución Religiosa pasó a Xàtiva como Abad.

Su recuerdo en la Seu perdura enormemente.

Su trabajo, entrega y dedicación a la Colegiata y Parroquia marcó una época muy importante. tuvo que enfrentarse con la restauración del Templo Colegial después de su destrucción a consecuencia de la Guerra Civil.

Deseo que la memoria histórica de cara a don Juan Vayá no se olvide y en diversas ocasiones he resaltado su figura y la misión que desempeñó en Xàtiva.

Y no sólo se preocupó de las piedras del edificio colegial sino que también se entregó a las piedras vivas. Ambas se encontraban heridas, destrozadas y necesitadas de alivio, restauración y nueva vida. Don Juan Vayá tenía por delante una enorme tarea a realizar.

El escultor valenciano don Mariano Benlliure entrega la imagen de la Mare de Déu de la Seu y el Abad con toda solemnidad ante la puerta de la capilla del Hospital, en la plaza de Calixto III la bendice el 5 de agosto de 1943. Dicen que el mismo Benlliure cuando terminó de esculpir y policromar la imagen, la vio tan bella que exclamó en latín aquella frase célebre del Cantar de los Cantares: Nigra sunt set formosa (soy negra pero hermosa). Y así es. La imagen de la Virgen toda ella es hermosísima.

Después de la bendición en llevada a la Colegiata para la Misa solemne de la fiesta y por la tarde es paseada en procesión.

Toda Xàtiva la contempla, la mira, le aplaude. Todos quedan satisfechos de la nueva imagen de la Virgen que a partir de ese día presidirá en Altar Mayor de la Colegiata.

Se establece sacarla en procesión en fechas importantes para la Iglesia de Xàtiva.

Y ahora comienzan a pensar en una posible coronación canónica. Vendrá a su tiempo. Para la Virgen todo es poco.

El día de Gloria de 1945 bendice el nuevo Baptisterio. La Pila es de 1754, hermosísima, de mármol de Buixcarró. “Tu Pila es Jordán fecundo” reza la cerámica que tenemos enfrente del campanario. Y así es, la Pila Bautismal es la cuna desde la cual nacemos a la vida sobrenatural, a la vida de Dios en la gracia. Coloca una hermosa vidriera que hace como palio al lugar sagrado; una familia piadosa costea los gastos. Con gusto y cierta picardía invita a un artista local a pintar un enorme lienzo del Bautismo del Señor, tan sólo se le pagarían los materiales. Don Francisco Climent Mata será el artista invitado y hacedor de la obra. Es colocado el lienzo el 27 de enero de 1946.

Muchos fieles al ver la obra exclaman, según consta en el Archivo: “Parece un pedazo de cielo. Aquí será una gloria bautizarse”.

En 1945 comienza a celebrarse el domingo del Buen Pastor, la fiesta de la Parroquia.

Y del Ministerio de la Gobernación logra 231.824 pesetas para comenzar la inmensa obra de restauración de la Iglesia Colegial.
 


Bendición de la Mare de Déu de la Seu por el Sr. Abad D. Juan Vayá
(5 de agosto de 1943)

 

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