Hoy nos fijaremos en otro
importante retablo de la Colegiata colocado en el Museo, se trata del
retablo llamado de santa Ana o de Calixto III.
El cardenal Alfonso de Borja, más tarde Calixto III, encargó a Pere
Reixach en 1452 un retablo para la capilla de santa Ana, protectora de
la Familia Borja. Hoy se conservan muy pocas tablas de aquel retablo. En
1924 se recompuso lo que ahora tenemos. Los restos de esta Capilla, no
sabemos por qué razón, se conservan en el Museo Municipal.
Muchos afirmaron que la obra se debía a la maestría de Jacomart, entre
otros Mariano González, Tormo y Cirico y señalaban este retablo como la
obra cumbre de Jacomart. Después el mismo Mariano González afirma que se
trata de una obra de Reixart.
Se encontraron en Roma varios albaranes pagados al pintor Pere Reixart
por Alfonso de Borja para un retablo de santa Ana para la capilla de
Xàtiva.
Sea quien sea el autor, lo cierto es que se trata de una pintura
bellísima y con una enorme carga religiosa. El autor abrió su alma y
dejó plasmar su sensibilidad, grandeza espiritual, su profunda fe y un
enorme amor a la religión. A través de su obra nos lo quiere transmitir.
Nos colocamos ante la obra y podemos leer una leyenda colocada en una
tabla superior donde dice: Retablo de la Capilla llamada del Papa
levantada por Calixto III en el solar de la nave contigua.
Dispersos sus elementos por luengos años reunieron en 1924 para perpetua
memoria.
En el centro del retablo está santa Ana, patrona de los Borja, sentada,
seria, elegante, muy bien vestida; como matriarca sostiene sobre sus
rodillas a la Virgen María joven y que, a la vez, muestra a Jesús niño
que juega con el collar de su abuela Ana: abuela, madre e hijo, un
hermoso conjunto. Se trata de una breve genealogía materna del Niño
Dios. Este nace en el seno de una familia humana, los evangelistas Mateo
y Lucas se preocuparon de desarrollar la geología de Jesús. En la misma
tabla se encuentra san Joaquín, el esposo de santa Ana; él contempla la
escena con dulzura y admiración agradecida. El arcángel san Gabriel está
colocado al otro lado de la matriarca. Resalta por su belleza el trono,
su decoración y la cerámica valenciana que alfombra el suelo.
A la izquierda, la tabla representa a san Agustín, obispo y doctor de la
Iglesia.
Revestido de pontifical, con mitra, báculo y capa pluvial, sostiene
sobre sus rodillas el libro de las Confesiones, escrito por él mismo
donde cuenta su conversión y su búsqueda de la luz y la verdad: Tarde te
amé, hermosura tan antigua. Tarde te amé. Sostiene una iglesia en la
mano izquierda, se suele representar así a los santos doctores.
La figura es de enorme majestuosidad. San Agustín es, sin duda, el más
grande de los padres de la Iglesia y uno de los genios más eminentes de
la humanidad. Junto al santo está su madre, santa Mónica, arrodillada y
en postura de oración. Ella ve lograda la meta. Rezó y lloró por la
conversión de su hijo Aurelio y al final pudo ver bautizado a su hijo,
éste se puso por nombre Agustín, que significa hijo de las lágrimas de
su madre.
La tabla de la derecha nos muestra a san Ildefonso, arzobispo de Toledo
y santo de Alfonso de Borja. También revestido de pontifical.
Elegante y pulcro. Lleva la cruz patriarcal primada. Resaltan las
miniaturas de santos y santas pintadas en el galón de la casulla. Junto
al santo arzobispo está el donante: Alfonso de Borja vestido de
Cardenal. El santo lo abraza ligeramente con su mano. El cardenal Borja
está de rodillas con las manos cruzadas y con el capelo cardenalicio
sobre su cabeza.
También el autor ha querido colocar cerámica valenciana del siglo XV.
Sobre estas tablas corresponden, el bautismo de san Agustín celebrado en
la catedral de Milán y por el Obispo san Ambrosio. Allí está santa
Mónica dando gracias a Dios por ese maravilloso regalo que acaba de
recibir: la conversión de su hijo Agustín. Con la de san Pablo es, sin
duda, la conversión que más ha influido en el cristianismo. En la noche
del 24 al 25 de abril del año 387, vigilia pascual aquel año, Agustín
recibe el bautismo.
Junto a ellos, diversos personajes. A san Ildefonso corresponde la tabla
donde se representa la Imposición de la casulla al sano arzobispo por
parte de la Virgen María. San Ildefonso es, sin duda, una de las más
grandes glorias que ha tenido la Iglesia de Toledo. Defensor de la
maternidad y realeza de María, catequista profundo.
Cuenta la tradición que la Virgen le impuso una casulla en gratitud por
la defensa de la Virginidad de la Madre de Dios y sus escritos.
Campea el escudo de la Familia Borja, el toro.
En la predela podemos ver a san Pedro, primer Papa de la Iglesia. En el
panel vacío, bien podría estar san Pablo.
Al otro lado dos Papas, uno podría ser san Gregorio Magno y otro Papa de
devoción borgiana.
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