COLEGIATA DE NUEVO
Para la iglesia de Valencia y de Xàtiva fue una enorme alegría recuperar
la Colegiata de santa María que, como sabemos, fue abolida por el
Concordato. Quiero reproducir dos textos interesantísimos que se
publicaron en el Boletín Oficial del Arzobispado.
LA COLEGIATA DE JÁTIVA
Como suceso de grande importancia en la historia diocesana, debemos
registrar aquí el de la erección en Iglesia Colegial de la parroquia de
Santa María la Mayor de la Asunción, de la ciudad de Játiva. No hemos de
referir los timbres de gloria que, tanto en el orden civil como en el
eclesiástico, enaltecen á la antigua Setabis. Sus grandezas pasadas
desde la época más remota son de todos conocidas, ni tampoco ignora
nadie las vicisitudes que en el correr de los acontecimientos hubo de
experimentar, ni las causas complejas de su actual relativa decadencia.
Pero á todos los amantes de la justicia debe ser motivo de satisfacción
el que, reverdeciendo legítimos recuerdos, haya ahora recobrado Játiva
no pequeña parte de su esplendor pretérito en la esfera religiosa,
viendo con ello brillar esperanzas de más amplio y vigoroso
resurgimiento.
En este mismo número del BOLETÍN se publican las Letras de la Sagrada
Congregación Consistorial, por las cuales nuestro Santísimo Padre el
Papa Pío X, acogiendo bondadosamente las preces del digno Sr. Cura
párroco Dr.
D. José Plá y Ballester, recomendadas en expresivo informe por el Excmo.
y Rdmo. Sr. Arzobispo de esta Diócesis, se ha dignado elevar al honor y
dignidad de Colegiata la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Seo,
creando en ella un Cabildo presidido por el Abad-Párroco y un número de
Beneficiados para el servicio del culto, y prescribiendo las bases á que
ha de ajustarse la organización de la misma Colegiata.
Encomendada la ejecución de las Letras Pontificias al Excmo. y Rdmo. Sr.
D. Antonio Vico, Arzobispo de Filipos y Nuncio Apostólico en España, con
facultad para subdelegar, el dignísimo Representante de la Santa Sede ha
tenido á bien hacerlo en nuestro Excmo. y Rdmo. Sr. Arzobispo; quien, en
uso de las facultades subdelegadas y al tenor de lo contenido en el
Decreto Consistorial, después de dictar su Auto ejecutorial en fecha tan
señalada como la de la fiesta de la Santísima Virgen de los
Desamparados, excelsa Patrona de Valencia, fijó para la solemne
promulgación del mismo Auto y la consiguiente erección definitiva de la
nueva Colegiata, el primer domingo del corriente mes, en que se
celebraba la fiesta de la Santísima Trinidad, que cabalmente era el
mismo día en que hace más de medio siglo, á consecuencia de la supresión
establecida en el Concordato de 1851, había por última vez funcionado el
antiguo Cabildo Colegial.
Para asociarse personalmente al júbilo general del clero y pueblo
setabenses, y dar el mayor realce posible á la solemnidad religiosa,
determinó el Excmo. y Rdmo. Prelado celebrar en ella Misa Pontifical, y
al efecto se trasladó á Játiva en la tarde del día 3, siendo acompañado
desde Valencia por una comisión mixta de sacerdotes y seglares, y
recibido en aquella estación por las autoridades de todo orden y por una
inmensa muchedumbre, pudiendo advertir Su Excelencia Reverendísima desde
el primer momento el regocijo y entusiasmo despertados en la histórica
ciudad por acaecimiento tan fausto, como lo revelaban las ruidosas
aclamaciones mezcladas con el tañido de las campanas y los acordes de la
música, lo mismo que los arcos de triunfo y las colgaduras con que
aparecían engalanados los edificios públicos y particulares.
Nada diremos de los festejos populares ni de los delicados obsequios de
que de parte de todas las clases sociales fue objeto el excelentísimo y
Rdmo. Sr. Arzobispo, que en tan especial ocasión ostentaba además el
carácter de Subdelegado Apostólico; pero hemos de consignar que la
fiesta religiosa de la nueva Colegiata revistió verdadera grandiosidad,
ya por la suntuosidad propia de tan hermoso templo y los magníficos
ornamentos que conserva, ya por el sepulcral silencio con que fueron
escuchadas las cláusulas de las Letras Consistoriales y del Auto
ejecutorial, que con voz emocionada leyó desde el púlpito el M. I. Sr.
Abad, prestando en seguida la profesión de fe y el juramento de
fidelidad, ya por la pompa extraordinaria del Pontifical, ya por la
soberana elocuencia del M. I. Sr.
Magistral de esta Metropolitana, evocando las glorias de Játiva y
cantando los triunfos de la Iglesia católica, ya por la acertada
interpretación de la Missa Pontificalis de Perossi y el Te-Deum de
Eslava por la Capilla de música de la misma Colegiata, ya, por último,
por la presencia, en sitio de distinción, de las Autoridades y
Corporaciones oficiales, y el concurso de todo el pueblo, que en
momentos tan memorables fundía todos sus sentimientos en el del amor
ferviente á sus tradiciones seculares, saludando la restauración de su
querida Colegiata como presagio de futuras prosperidades de todo género.
Fiat, fiat, decimos desde aquí á todos cuantos han cooperado á la
realización de tan singular acontecimiento, lo mismo que á todas las
clases sociales de Játiva, que han rivalizado en celebrarlo con una
perfecta unanimidad de miras, que ojalá se consolide y perdure para
mayor bien de tan esclarecida ciudad”.
De nuevo el mismo Boletín del Arzobispado comenta este hecho y publica
el texto de la Santa sede y un resumen en castellano que, a
continuación, deseo ofrecer en este número de Papeles de Historia.
JÁTIVA Y SU COLEGIATA
Játiva es sin disputa una de las ciudades más antiguas de España, como
fué una de las más importantes de la región tarraconense. Su nombre,
indescifrable etimológicamente hasta el presente, revela su antigüedad;
sus habitantes merecieron el renombre de augustanos; gozaron de los
mismos derechos que los ciudadanos romanos y del privilegio de acuñar
moneda.
No es extraño que los primeros varones evangélicos que, cumpliendo la
misión que los Apóstoles les confiaran, iban anunciando la feliz Nueva
por los pueblos limítrofes á la vía romana que se extendía de Tarragona
á Cartago, pusieran sus ojos y dirigieran sus pasos á la famosa Saetabis
para arrancar á sus moradores de las tinieblas del error y alumbrarles
con las doctrinas salvadoras de Jesucristo. No sabemos de cierto el
fruto que obtuviera en la ciudad setabense la primera predicación de los
campeones de la verdad cristiana. Es de creer que no sería totalmente
estéril, y que la semilla arrojada por aquellos heroicos ministros del
Evangelio iría arraigando y extendiéndose entre sus moradores, hasta
formar una verdadera Grey con su propio Pastor, pues aunque no existen
bastantes fundamentos para dejar establecida la Diócesis de Saetabis en
el imperio de Constantino, los hay suficientes para conjeturar la
existencia de cristianos en los años anteriores al triunfo del
cristianismo y para admitir como cierta é indubitable la Diócesis
setabitana á mediados del siglo VI, cuyo obispo Nato asiste y firma las
actas de los Concilios III y IV de Toledo, con preferencia por su
antigüedad, á cincuenta prelados asistentes á las mismas célebres
Asambleas.
A partir de esta fecha, ocupan la Sede setabense Florencio, Isidoro,
Asturio é Isidoro II, y en las largas vacantes intermedias otros
prelados y hasta veintiocho posteriormente, hasta mediados del siglo
nono, que según respetables escritores continuaron al frente de dicha
Grey, ya en plena dominación sarracena.
Es también cierto é indubitable que durante la época Visigoda tuvo
Játiva su iglesia catedral, dedicada ésta á Santa María, y junto á la
misma la Basílica de San Félix Mártir, y cerca de la misma ciudad el
célebre Monasterio de Montsant, fundado por San Donato, del que salieron
monjes y prelados eminentes, entre otros, el Santo y sabio Eutropio,
quien después de desempeñar la prelacía de dicho Monasterio, gobernó
sucesivamente las Sillas de Játiva y de Valencia, donde murió.
Sometida esta ciudad al yugo musulmán, convirtieron su catedral en
mezquita, dejando para el servicio de los cristianos que se sometieron á
los conquistadores la iglesia de San Félix, la que continuó abierta a
culto durante la dominación árabe, en la cual nunca faltó cristiandad en
la ciudad conquistada.
Por las vicisitudes de los tiempos fue desapareciendo la Saetabis de su
área primitiva y reedificándose en la que hoy ocupa, destacándose entre
sus nuevas y magníficas edificaciones su principal Mezquita en el centro
de la población, quedando en la antigua y casi abandonada urbe la
colonia cristiana y su templo de San Félix y algunas familias de judíos.
Arrancada del dominio de los árabes la nueva y antigua Saetabis por D.
Jaime el Conquistador, el Obispo de Huesca purificó el grandioso templo
mahometano y lo consagró al culto católico, dedicándolo á la Santísima
Reina de los Ángeles. Con la nueva dominación de la ciudad, adquirió al
propio tiempo importancia y esplendor su iglesia, regida primeramente
por un Arcediano, hasta que por haberse aumentado extraordinariamente su
personal y sus rentas, fué erigida en Colegial por Bula Pontificia,
expedida en Peñíscola en 1413.
Varones eminentes en virtud y letras dieron brillantez á su Cabildo.
Familias distinguidas por su nobleza y linaje tenían sus casas
solariegas en esta ciudad. Dos romanos Pontífices, nueve Cardenales,
muchos Obispos, varios Maestros de las Ordenes militares é infinidad de
hombres que brillaron en santidad, en las Ciencias y en las Artes,
recibieron las aguas bautismales en esta iglesia. No es de admirar que,
varios esclarecidos monarcas apoyaran cerca de la Santa Sede la
pretensión de los setabenses, del restablecimiento de su antigua Sede;
que algunos Romanos Pontífices, principalmente los hijos de la misma, la
enriquecieron con preciosísimas alhajas, espléndidas fundaciones pías,
ricas obras de arte y concedieran á su Cabildo infinidad de gracias y
privilegios, entre otros el de vestir los beneficiados hábitos
insignitos y los canónigos los morados, como todos los de la Corona de
Aragón.
No satisfecha todavía la piedad setabense, determinó la ciudad sustituir
su templo Colegial por otro, que por sus dimensiones, propiedad de
estilo y capacidad pudiera igualarse á las Catedrales españolas. Y, en
efecto, en 1596 púsose la primera piedra de la actual Colegiata
levantada sobre el área de la primitiva mezquita; no describimos su
magnificencia material por ser muy conocida, baste saber que es toda la
piedra sillería, tres elevadas y anchurosas naves que puede dar cabida á
más de doce mil almas.
Tanta grandeza no pudo resistir el golpe fatal de la reducción ó casi
supresión de Colegiatas por el Concordato de 1851. Suprimida ésta y
reducida su dotación beneficial, continuó el culto con el mismo
esplendor, realzado primeramente por el inolvidable prelado valentino
Emmo. Sr. Sancha, quien pidió y obtuvo de la Santa Sede en 1894 el
restablecimiento del uso de hábitos insignitos para todos los residentes
en dicha iglesia; y posteriormente, por el actual Excmo. Sr. Arzobispo
D. Victoriano Guisasola, quien rindiendo culto á las gloriosas
tradiciones de los pueblos, desde su primera visita pastoral á esta
población no perdonó trabajo ni sacrificio alguno hasta obtener la
aquiescencia de S. M. el Rey por Real orden del Ministerio de Gracia y
Justicia de 25 de Febrero de 1909, para impetrar á Su Santidad la Gracia
Pontificia de elevar esta iglesia al honor y dignidad de Colegiata,
gracia que benignamente concedió el Papa Pío X en su Decreto
Consistorial de 16 de Marzo del mismo año, declarando erigida de hecho y
de derecho, de ahora y para siempre la iglesia parroquial de Santa María
de Játiva al honor y dignidad de Iglesia Colegial, componiendo su cuerpo
capitular una dignidad abacial, con la cura de almas; diez canónigos y
diez beneficiados, tres de estos con el cargo de coadjutores».
Ejecutóse este decreto el domingo 6 de junio del mismo año por el Excmo.
Prelado, quien coronó sus anhelos asistiendo personalmente á la
grandiosa y entusiasta festividad tan memorable, presidiendo las
ceremonias de la erección y celebrando de pontifical. Faltaba para la
completa restauración de la Colegiata, el uso de hábitos morados para
los capitulares, como los usaron los de la suprimida Colegiata. La Santa
Sede acogió benignamente los votos de nuestro Prelado, y el 5 del
próximo pasado Agosto, inauguróse la nueva gracia con la solemnidad de
aquel día dedicada á la Augusta Patrona de los setabenses, Nuestra
Señora de la Seo.
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