Recuperar esta predela ha sido una verdadera epopeya. Nadie hubiera dado un céntimo por ella y sin embargo, después de su restauración se ha convertido en la joya que fue hace quinientos años. El Equipo Art restauro de Valencia ha trabajado en esta pieza de enorme valor. Son cuatro tablas que iremos publicando en sendos números de esta Revista. Hoy mostramos la referente al Santo Abad Antonio. No sabemos el autor pero sí vemos que ha querido plasmar en el suelo cerámica valenciana de la época y rasgos propios de la pintura religiosa del siglo XV.

San Antonio Abad fue un joven que tomó en serio el Evangelio y dejándolo todo se retiró al desierto de Egipto. Vivió 105 años. Creció por dentro, la oración y la penitencia fueron sus compañeras en estos años. El se escondió y la gente le buscaba para oír sus consejos. Se convirtió en Abad, es decir, en Padre. Sin pretenderlo fundó el monacato de occidente a partir del siglo IV. Tuvo que luchar tenazmente contra las tentaciones que el demonio le presentaba para apartarle de la fidelidad que había prometido a Dios. Siempre salió victorioso, el Diablo no pudo nunca con él. Es patrono de los animales y patrono de muchísimos pueblos, su devoción está muy extendida por todo el mundo cristiano.

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