Nacimiento y primeros pasos

Xàtiva es el escenario de la vida de los Siervos de Dios Manuel y Adela. Aquí nacen ambos, comienzan a vivir y crecer, a estudiar y, después de un período fuera de la ciudad, vuelven y establecen sus vidas hasta la muerte. Por lo tanto Xàtiva es el hogar donde Manuel y Adela se santifican y reparten, sin ellos darse cuenta, su santidad a cuantos entran en contacto con ellos.

El Siervo de Dios Manuel Casesnoves Soler nace en Xàtiva el 30 de junio de 1904 y fue bautizado en la Parroquia de santa Tecla el 2 de junio del mismo año; murió el 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora, por quien sentía una especial devoción, en el año 1958.

La Sierva de Dios Adela Soldevila Galiana nace también en esta ciudad el 5 de mayo de 1906, siendo bautizada en la Iglesia Colegial de anta María el 10 de mayo del mismo año. Murió el 3 de marzo de 1988.

Manuel y Adela, eran vecinos, desde niños iban al mismo colegio, eran amiguitos. Los dos  ingresaron al Bachiller en el Instituto de Xàtiva.

Un testigo que conoció a Manuel de pequeño, eran amigos, ha dejado escrito que el Siervo de Dios era buen chico, muy inteligente, su Año Sacerdotal:
genio especial no le impedía ser 150 años de la muerte del callado, educado y tranquilo.

De doña Adela, el mismo santo Cura de Ars (6) testigo afirma también que era muy buena chica, aunque muy inquieta, decidida, agradable, daba gusto estar con ella y hablar con ella; después se hizo fuerte, muy viva y espabilada.

La amistad entre Manolo y Adela iba creciendo, los amigos notaban que se querían mucho; fue una amistad que desembocó en noviazgo.

Después del colegio pasaron a estudiar al Instituto de Xàtiva. Y algo que llama poderosamente la atención, Adela fue la primera jovencita que entró en el Instituto; ella no tuvo complejo de ninguna clase: “una chica en medio de todos los chicos”.

Junto a Adela joven estaba su madre, una mujer muy bien formada y de enorme prestigio en Xàtiva. De ella recibió humanidad, cariño y bondad, que no son sino estupendas lecciones; de doña Dolores Galiana aprende mansedumbre, candor, sensibilidad para el trato personal y también rectitud ante la vida, la fortaleza para afrontar las contrariedades, los problemas y el dolor.

Manolo llevará en su vida muy buenas lecciones que aprende en casa como son amor a la verdad, a la honradez, a la justicia; en el seno de su familia fortalecerá su esperanza y vivirá con gusto su juventud.

Estupendas lecciones para lo que les espera a estos dos jovencitos. Sin ellos saberlo, la mano de Dios está ya sobre sus corazones.

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