El museo de la Colegiata alberga gran cantidad de obras de arte, todas ellas de inmenso valor y belleza. Una de ellas es la tabla de santa Elena. Está junto con la de san Sebatián, eran atribuidas a Jacomart y luego a Reixart. Se las llevaron al instituto de restauración de Madrid y allí estuvieron olvidadas varios años. Hasta que nos pusimos serios y gracias a doña Carmen Pérez y don Ricardo Sicluna, entre la Consellería de Cultura y el Ministerio de Cultura pudimos ver restauradas estas dos hermosas Joyas.
Santa Elena es la madre del emperador Constantino el Grande. Fue una gran mujer y santa. A ella se atribuye el descubrimiento de la Cruz de nuestro Señor en el calvario de Jerusalén, por eso se le representa siempre acompañada de la Cruz. Aquí el pintor la viste de emperatriz coronada, con un velo blanco protege la santa Cruz que sostiene con una mano y con la otra muestra los clavos. Su expresión es bella, aflora una leve sonrisa. Se preocupó muchísimo para que su hijo construyera las grandes basílicas en Tierra Santa y así logró ver la basílica del Santo Sepulcro, la Natividad en Belén y dejó en construcción la Eleona y otras; también en Roma. Su sepulcro se venera en Roma, en la basílica del Ara Coeli.