No hace mucho tiempo, en la visita a la casa de una enferma, pude un cuadro con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, antiguo, plateado, de los que se fabricaban en los años 40 y que han permanecido a la venta hasta no hace mucho. Me alegré al verlo. Pero mucho más cuando la propietaria me dijo que ese cuadro fue un regalo de los Siervos de Dios Manuel y Adela en el día de su boda. Quien lo tiene, lo venera como una reliquia, le tiene un gran aprecio y con un cierto orgullo lo enseña con enorme satisfacción. Ante esa imagen reza todos los días para que el proceso de canonización de los Siervos de Dios llegue a feliz término y podamos ver en los altares a don Manuel y doña Adela.

Ahora al cumplirse el primer aniversario del inicio del Proceso han sido varias las personas que me han manifestado su alegría y también la gratitud y el cariño que sienten por este matrimonio ejemplar de Xàtiva. Eso estaba ahí, pero es ahora cuando la gente nos lo va contando y tiene necesidad de darlo a conocer para que se incluya en el Proceso.

El Siervo de Dios, desde que una de sus hijas, como ya conté anteriormente, ingresó en la Orden Salesiana, fundada por san Juan Bosco, se comprometió a rezar la novena a María Auxiliadora, protectora de los salesianos. Y la Virgen quiso llevárselo al cielo el 24 de mayo, día de su fiesta.

Me alegra mucho que me cuenten ejemplos y anécdotas que me ayuden a conocer mejor a los Siervos de Dios; trato de recuperar la hermosa memoria histórica que puede hacer un gran bien a los fieles. El mismo Jesucristo nos dijo que la luz hay que colocarla en el candelero para que alumbre a todos los de la casa. Pues en este caso ocurre lo mismo. Tanto don Manuel como doña Adela son lumbreras que alumbran y cuando nos cuentan ejemplos de su vida, descubrimos la calidad cristiana que encarnaron los dos y ahora tratamos de mostrar esa luz para que alumbre a todos. La fama de santidad estaba ahí, pero ahora con motivo de los trabajos que estamos realizando en el proceso de canonización se va revitalizando entre el pueblo y eso es lo más hermoso que nos está ocurriendo: la fama de santidad de estos Siervos de Dios la vive el pueblo y la propaga el mismo pueblo que siente la necesidad de comunicar las gracias y favores recibidos, primero en vida de ellos y ahora por su intercesión. Vamos por buen camino.

El Siervo de Dios Manuel Casesnoves ayudaba a muchas instituciones de caridad, decía que él estaba en deuda con la Divina Providencia, pues, el Señor le daba más que él aportaba para hacer el bien. La caridad del Siervo de Dios, ya lo he dicho alguna vez, era como afirma la Escritura, silenciosa, eficaz, generosa, rebosante.

Una persona que le conoció, y naturalmente ahora es mayor, me dice: “Don Manuel era una persona extraordinaria, fuera de lo común. En Xàtiva no existía nadie como él: por mucho que usted le alabe, se quedará corto. Don Manuel era un genio de Dios y un regalo para toda la ciudad de Xàtiva y su comarca”.

También de la Sierva de Dios Adela se han dicho estos días: “Era un mujer muy religiosa; tenía su forma de ser y su genio, como todos lo tenemos, pero era muy buena y nos daba a todos ejemplo de humildad, sencillez, amor a Dios y amor a los demás. Ella también tenía la caridad como norma a seguir. Ese matrimonio fue un ejemplo para todos, yo lo considero como un regalo de Dios. Ya les rezo, desde hace años, pero ahora más”.

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