Poesías de la sierva de Dios Adela Soldevila

Mientras te repele la cruz
vacía está tu morada
no te hagas la ilusión
así, no consigues nada.

Tarea ruda, imperfecta.
¿cómo soñar despierta?
Apaga tus sentidos
percibirás la intimidad
de lo divino.

Me encendiste la luz
y vivo en las tinieblas,
me infundiste tu Espíritu
y es mi carne quien manda.

Cuántas veces te descubrí mi rostro
pero pasaste sin verme
ibas tan absorto en tu camino
que te impedía
el perderte en la intimidad de mi ser.

Dadme Señor más fe
que no te veo.
Dadme Señor más fe
que tambaleo.
Dadme Señor más fe
es mi mayor deseo.

Entonces…
la noche se hará luz
y tu amor mi libertad
y el ansia de darte gloria
mi mayor felicidad.


Sólo desde el amor
la libertad germina,
sólo desde la fe
van creciéndole alas.

La Sierva de Dios expresa en estas primeras estrofas de sus versos el dolor de la cruz, que es también gloria, esperanza, triunfo. La cruz aparece en la vida de todos los cristianos y al asumirla nos parecemos más a Jesucristo que, cargado con ella, llega hasta el Calvario para con su muerte salvar y redimir a la Humanidad.

La Sierva de Dios Adela experimenta su propia cruz pero no se rebela contra ella, sabe muy bien lo que hizo el Maestro y ella quiere seguir sus pasos,
por lo que asume, acepta, se gloría en la cruz. Adela busca la luz y sabe que Dios se la proporcionará en el momento oportuno, mientras tanto reza,
busca, medita.

Lo peor para la persona, también para el cristiano, es experimentar la soledad y el abandono; Adela vive y siente esa soledad al faltar su esposo y dice con cariño a Dios: “Cuántas veces te descubrí mi rostro pero pasaste sin verme”.

En los momentos difíciles de la vida hay que agarrarse a la Cruz de Cristo, pedir, rezar, mirar. “Dadme, Señor, más fe que no te veo”. Ahí está el secreto y Adela lo sabe por eso ahora pide más fe para ver y para descubrir en esa soledad la voluntad de Dios. Esa petición es el deseo de la Sierva de Dios, lo que más quiere, lo que busca como la cierva busca el agua.

“Me encendiste la luz”, exclama; ella presiente que la luz deseada viene de camino y se prepara para recibirla. Esa luz divina brillará en el corazón de
Adela y le hará vibrar.

Pienso que en estos versos Adela abre su corazón a Dios y le muestra su interior, sus angustias, su vaciedad. Desea más fe. Ésa es su petición. Y es que la fe, sin lugar a duda, es lo que más necesitamos todos; no podemos vacilar, no debemos retroceder. Fe viva, fe fuerte, fe fresca, fe arraigada, fe que ilumine, dé sentido a la vida, llene el corazón de paz y de esperanza. Adela lo consigue y por eso llegará tan lejos.

“Entonces la noche se hará luz y tu amor mi libertad!” La Sierva de Dios comienza a vivir su “Vigilia Pascual”, brilla ya la luz de Dios en su oscuridad y su alma se ensancha, su corazón se estira y reina la verdadera felicidad tan buscada, tan deseada en la vida de Adela.

Manuel Casesnoves y Adela Soldevila. Parroquia de Santa María de Xàtiva

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