21. en eL atardecer de La vida

¿Qué es la muerte?

Abrazo eterno en tu regazo
¿Que importa el frío de lo inerte?
Pues me darás la vida;
¿Por qué temerte?
Liberación cumplida.

Llegamos a lo último que escribió la Sierva de Dios; lo hemos encontrado en el reverso de una estampa de la Inmaculada. Seguro que lo escribió cuando veía la muerte muy de cerca.

La Sierva de Dios vivió siempre en la confianza en el Señor y esa misma la conservó hasta el momento de partir a la Casa del Padre.

No es nada fácil aceptar la muerte. Pone fin a todo lo humano, nos obliga a dejar este mundo, sus cosas, su gente, sus delicias y sus penas. ¡Todo! Con la muerte se deja todo, nada te llevas contigo.

Para el cristiano que vive la fe, la muerte supone el encuentro definitivo con Dios. Si toda la vida del creyente ha sido una continua búsqueda del rostro de Dios, la muerte le conduce al encuentro con Él y eso mismo pensaba la Sierva de Dios Adela, para ella la muerte era el abrazo eterno con Cristo, el Señor, entrar en el regazo amoroso del Padre, disfrutar del banquete del Reino de los cielos. Así lo expresa ella en este corto y hermoso escrito.

El prefacio primero de la Misa de difuntos dice: “La vida de cuantos creemos en Ti, Señor, no termina, se transforma. Y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansión eterna en el cielo”. Ésa es la pura realidad, eso es lo que creemos y afirmamos cada día.

Adela lo vivió siempre con alegría y lo transmitió con sus obras.

La muerte de los justos es preciosa a los ojos de Dios.

Así fue la muerte de la Sierva de Dios. Por eso descansa de sus fatigas, sus obras le acompañan y ahora disfruta y goza de la dicha del Señor resucitado.

Toda la vida de Manuel Casesnoves y de Adela Soldevila fue un precioso ejemplo de coherencia entre la fe y la vida. Sus muertes respondieron a la vida que llevaban. Él murió repentinamente, pero con mucha paz en su corazón. Ella poco a poco fue apagando su vida y murió en los brazos amorosos de  Jesucristo.

Los dos disfrutan de la dicha del Señor y los dos interceden por todos
nosotros.

Por los dos pedimos al Padre que el proceso de canonización, iniciado el 25 de marzo de 2009, vaya rápido y bien y podamos verles en los altares muy pronto.

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